—¿Por qué lloras? —preguntó la muerte
—. Sabes que vendría a por ti.
—No lloro por tener que acompañarte —respondió el viejo—. Estos últimos años he
sufrido demasiado, y deseaba tu llegada.
—Disfrutaste de una larga vida.
—Sufrir no tiene porque ser normal.
—Para vosotros, siempre ha sido así. Entonces, insisto, ¿por qué lloras?
—Lloro porque en unos años la medicina eliminará el sufrimiento y la enfermedad, y no podré verlo.
-Este
microrrelato participa en la iniciativa de @hypatiacafe sobre #PVenfermedad.
-El
cuadro de de Joan Miró titulado “La esperanza del condenado a muerte”
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