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Mostrando entradas de julio, 2019

Desconectar de la vejez

Hoy Pepe ha enterrado a su amigo Roberto. Amigo con el que compartió pupitre en el colegio, un Seat 1400 beige y a Teresa.            Pepe tiene ochenta y tres años. El párkinson lo obliga a temblar y ha perdido mucha vista. Ya no se lava ni se peina todos los días. Sin embargo, le parece imprescindible salir a la calle con los zapatos relucientes. Se ha puesto la única chaqueta digna qué le queda. La chaqueta luce en la solapa cuatro manchas que se niegan a desaparecer.           Teresa murió hace doce años de un ataque al corazón. Pepe no se perdona dormir mientras ella se iba. Tampoco puede borrar la imagen de ella, inerte a su lado, al despertar por la mañana. Y ese abrazo frío, sin resistencia.             Al salir del tanatorio ha tomado la calle mayor hacia abajo sin rumbo. No tiene a donde ir. Compungido y con las manos en los bolsillos se ha topado de frente con la biblioteca municipal.  Tanto a Teresa como a Roberto les gustaba leer. Decide entrar. A excepción de