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Mostrando entradas de enero, 2020

Ayana

Llevaba tres días en Ngaparou en la casa familiar de mi amiga Kande y todavía no me había acercado al inhóspito mar Atlántico.          En esos pocos días, había recopilado mucho material paseando por mercados y callejuelas. Había captado imágenes de niños, ancianas, animales, puestos de fruta y de especias, patios familiares, y hasta secaderos de pescado con lo mal que huelen. Me gano la vida con ellas, con las fotografías.           Ese día, por fin quise ir hasta la playa.         —Llévate a Ayana —dijo mi amiga—, no deja de preguntar qué es lo que fotografías.        Ayana es la sobrina preferida de Kande, hija de su hermano pequeño. Es una niña vivaracha y de ojos grandes, sin embargo, dicen que es rara. No le gustan los niños de su edad, prefiere estar rodeada de adultos.          No me pareció buena idea que viniera conmigo, la verdad. No sé muy bien cómo comportarme con los críos. Pero luego pensé qué podría hacerle una buena sesión de fotos. Es una criatura prec