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Mostrando entradas de noviembre, 2022

Número de identificación 7053

  A Rosa le gustaba observar la ciudad y a sus atareados ciudadanos desde la ventana del autobús. Cada mañana subía ligera al transporte y saludaba al conductor que acostumbraba a ser Fernando, un blanco enjuto cuyas largas piernas no cabían entre el volante, tan grande como una rueda de camión, y los ruidosos pedales obligándolo a tomar posturas imposibles para poder conducir.         Fernando no le devolvía el saludo, ni tan siquiera se la miraba. Rosa en lugar de sentirse ofendida se reía en silencio del esperpéntico personaje mientras se dirigía al final del autobús.        —Siempre siéntate al fondo—le decía su madre cuando era una cría.        —¿Por qué no puedo sentarme delante, junto al conductor? —protestaba —. Me gusta mirar por el cristal delantero.        —Porque es tradición, siempre ha sido la norma y punto.         Rosa sabía el motivo real, pero le gustaba hacer rabiar a su madre.         —Respeta siempre todas las tradiciones si no quieres tener problemas.