¿Cuánto llevo durmiendo? ¿Me desvanecí? Me duele el cuerpo.¿Qué es ese olor? ¡Puaf! ¿A tinta usada y a polvo? ¿O es barniz? Cuesta respirar. ¡Qué calor! Tengo sed. El sol debe estar alto ya.¿Cuánto tiempo debo llevar
aquí dentro? Era de noche. Recuerdo haberme subido sobre ese papel hasta
el hilo de luz. Allí arriba. Hojas y hojas repletas de símbolos. Pero no llegué a ver nada subido en ellas.
¿Qué es ese ruido? ¡Pasos! ¿Qué posibilidades tengo? ¿cómo saberlo? He de intentarlo.
—¡Hola! ¡Ey! ¡Estoy aquí! ¡Aquí!
No me oye. No me ve ¡Crash! ¡Ay! Me he hecho daño. No recordaba que aquí dentro no puedo saltar. Que dura es la madera ¡Maldita sea! ¡Qué dolor!
Pasos otra vez... se aproxima. Luz. ¡Por fin!
—¡Ey! ¡Estoy aquí! ¡Abre! Por favor.
¡Pof! ¿Pero qué es esto? Que han echado aquí dentro. ¡Ah, ya se! Lo he visto en las cocinas. Eso es pan mojado en leche. ¡Pan! Pero ¿por qué pan? ¡Eh, vuelve!
Está regresando sobre sus pasos. ¿Me habrá oído? Luz otra vez…¡ains! Pero... ¡no puede ser! ¡Es ese niño! ¡Esa estúpida y cruel cría de humano! Su mirada da grima... Estoy perdido… ¡Ey! No soy un juguete, soy un ser vivo. Un pequeño saltamontes que se alimenta de hierba, no de pan...
Pero... ¡No te vayas! ¡¡¡Sácame de aquí!!! ¡¡¡Vuelve!!!
Con este microrelato participo en la iniciativa de
@divagacionistas del mes de marzo #relatosHorizonte.
NOTA: He tomado horizonte como sinónimo de límite.
NOTA: He tomado horizonte como sinónimo de límite.
Comentarios
Publicar un comentario