Llevaba tres días en Ngaparou en la casa familiar de mi amiga Kande y todavía no me había acercado al inhóspito mar Atlántico. En esos pocos días, había recopilado mucho material paseando por mercados y callejuelas. Había captado imágenes de niños, ancianas, animales, puestos de fruta y de especias, patios familiares, y hasta secaderos de pescado con lo mal que huelen. Me gano la vida con ellas, con las fotografías. Ese día, por fin quise ir hasta la playa. —Llévate a Ayana —dijo mi amiga—, no deja de preguntar qué es lo que fotografías. Ayana es la sobrina preferida de Kande, hija de su hermano pequeño. Es una niña vivaracha y de ojos grandes, sin embargo, dicen que es rara. No le gustan los niños de su edad, prefiere estar rodeada de adultos. ...
La serendipia es la colisión entre el azar y el conocimiento.